Eliminar tu huella digital

Siempre estamos hablando de cómo tenemos que hacer nuestro trabajo para lograr mejorar nuestro posicionamiento en la Red. ¿Pero qué pasa cuando queremos deshacer el camino y eliminar el rastro? Pues que las cosas se complican.

Así es, parece mentira con lo que cuesta posicionar una marca, un nombre o un perfil, pero es mucho más complicado hacer desaparecer tu huella digital de lo que ha sido crearla.

Muchos de los que habéis trabajado para lograr eso que llamamos «huella digital» os podréis hacer una idea de lo que hablo. Y no es tan raro que queramos borrar algunos de los pasos que hemos dado, ya sea como particulares o como empresa.

Seguro que muchos nos hemos encontrado en la situación de haber realizado un comentario incorrecto en el muro de nuestra marca, o realizado algún twitt que no era del todo acertado… eso en el mejor de los casos. Lo más normal es que, si la cosa no llega a mayores, eliminemos el comentario (ya sea post, twitt o estado) a los pocos días o semanas, una vez haya caído a lo más bajo de nuestro time line. La inmediatez de los comentarios y que muchos usuarios no miran más allá del primer o segundo post nos ayuda.

¿Pero qué pasa cuando realmente tenemos una crisis reputacional y queremos eliminarla de cara al futuro? Tenemos el caso de Nestlé, que causó estragos en las redes sociales. Un manual de crisis nos vendría genial en estos momentos, pero casi todas las compañías se dan cuenta que necesitan uno cuando justo se encuentran en medio de la crisis y ya ha alcanzado su versión exponencial.

Ahora bien, ¿y qué pasa con el aspecto personal? ¿Podemos eliminar parte de nuestro pasado de nuestra identidad digital? Sinceramente, NO. Es como el mundo real… lo que has hecho en tu pasado, tendrá consecuencias en tu futuro. Las redes sociales (profesionales o no) simplemente ofrecen un nuevo canal para que la gente comparta sus opiniones y valoraciones, aunque a veces sean sobre nosotros y no nos gusten.

La solución, cuida tu reputación online tanto como cuidas tu reputación en la vida real. Si por casualidades de la vida, cuando buscas tu nombre en Google aparece una foto tuya con 20 años haciendo alguna locura… seguramente la empresa que te quiere contratar ya lo habrá visto. Tiene sus ventajas: si te contratan no habrá sorpresas… pero si ahora tienes treinta y tantos, casa, niños, un perro e hipoteca, puede que esa no sea tu imagen real a día de hoy.

Debemos pensar en gestionar correctamente y desde el principio nuestra reputación corporativa online (y también offline). Ya lo dice el dicho: No tendrás una segunda oportunidad para dejar una primera impresión!!

Gestiona tu ego digital

Cada vez más nos preocupa lo que se dice de nosotros en la Red, algo que ya no sólo preocupa a las personas, sino que por el contrario se ha convertido en un objetivo de ciertas organizaciones que están atentas a lo que se dice en la Red sobre su empresa os sus productos.

La idea fundamental del ego digital es la imagen que se tiene de nosotros en la Red. Por ello comenzamos a preocuparnos sobre la reputación que tenemos en los medios digitales y en las redes sociales.

Tu presencia en la Red no puede gestionarse de un día para otro, requiere de una constancia a lo largo del tiempo que aporte consistencia a tu imagen online. De la misma manera que si esperas que la Red te responda, debes aportar algo interesante a la misma. Si eres Steve Jobs no hará falta que digas muchas cosas interesantes, pues la gente esperará a que se te ocurra alguna cosa brillante; pero como no lo eres, debes pensar en qué quieres contar a la Red para que esta te escuche, por lo que hay que pensar qué conocimiento quieres ofrecer para obtener un reconocimiento por ello.

Por otro lado, hay que entender la Red como algo viral. Quiero decir, que si gusta (o no gusta) algo, la Red lo hace viral, hiperreacciona ante algo haciendo que llegue hasta el último rincón del planeta en pocos segundos. Pero al igual que traslada la información al instante, sus efectos se diluyen con rapidez, si somos capaces de no aportar más leña a la hoguera con nuestros comentarios (algo no siempre sencillo).

Debemos saber cuando responder a un ataque pero, sobre todo, cuando no responder.

La estrategia que están siguiendo muchas empresas a día de hoy es general ruido en la Red, para que cualquier ataque o comentario negativo quede diluido ante tanta información. De forma que si un usuario busca información sobre tu empresa o un producto en particular, los primeros resultados de Google son los tuyos o los que tú controlas (si puede ser toda la página mejor), dejando en último lugar aquellos comentarios que no controlas, te ataquen directamente o no.