Hace poco leía que Facebook cuenta con 83 millones de cuentas falsas en su red, lo que supone un 8,7% del total de usuarios con los que cuenta la red social.
Este es un dato que reveló la compañía en un informe donde, además, incluía otros datos interesantes como los 955 millones de usuarios activos al mes, de los cuales el 57% son usuarios móviles (un total de 543 millones) y que casi el 20% de los usuarios acceden a Facebook exclusivamente a través del móvil.
Es normal y hasta se puede entender que con tantos millones de usuarios haya perfiles que no sean lo que uno espera y que exista un determinado número de perfiles falsos. Según los datos presentados por el propio Facebook, estas cuentas se dividen entre:
- Cuentas duplicadas (4,8%) – esto se debe a que hay usuarios que mantienen dos perfiles al mismo tiempo.
- Cuentas que han sido creadas cuando deberían ser una página (2,4%) – ya sea una empresa que crea un perfil para su negocio o los amantes de sus mascotas que les crean su propio perfil.
- Cuentas que buscan saltarse las normas de Facebook (1,5%) – como puede ser las que se crean para mandar spam.
En Julio la BBC se hacía eco de una noticia sobre el caso de un usuario que comenzó a investigar cuánto valía realmente un «Me Gusta» creando una empresa falsa, con un producto inexistente y publicando su propio anuncio en Facebook. Sorprendentemente, en apenas un par de días había conseguido 3.000 seguidores aunque la mayoría de países como Egipto, Indonesia y Filipinas, pero muy pocos procedentes de Estados Unidos o Reino Unido. Sorprendentemente, la conclusión a la que llega es que existe un problema y que se cuestiona la eficiencia de Facebook como un medio para anunciarte a tus clientes y obtener beneficios.
La verdad es que cada vez tengo más claro que la gente no sabe realmente para lo que sirven las redes sociales y Facebook en particular (mejor dejamos de lado Twitter… porque aquí sí que ya no tenemos ni idea hasta los que nos llamamos expertos). Las redes sociales sirven para interactuar con tus clientes y clientes potenciales, algo más cercano al boca-oreja (WoM en inglés), y que por ello debes prestar mucha atención a la calidad de los fans y seguidores que consigues pues de ello dependerá el beneficio que puedas obtener, ya sea directamente económico (vendes a través de las redes sociales) o bien sea un beneficio centrado en la satisfacción de tus clientes y en mejorar su experiencia con la marca.
Ahora, si vas a publicar un anuncio y la segmentación que defines hace que se publique en medio mundo, lo más normal es que no logres los objetivos que buscas y tengas un montón de fans que o bien son falsos o bien no tienen un interés real en tu empresa o producto, simplemente les ha gustado la foto o son «fans compulsivos». Las empresas deben comenzar a centrarse más en el número de interacciones que tienen lugar en su página más que en el número de fans totales. Lógicamente a todos nos gustaría que nuestro negocio, marca o producto contara con más de un millón de fans, pero si luego este millón de fans no interactúa y no sigue las publicaciones que realizamos… ¿de qué nos sirve?
Pongamos un ejemplo, es como cuestionar una revista que se dirige a chicas adolescentes porque no hemos recibido ninguna llamada por un anuncio que ofrece un seguro para tu coche y que publicamos en la revista la semana pasada. El problema no es la revista, sino el que crea la campaña. Facebook sirve para lo que sirve y no podemos juzgarlo si queremos utilizarlo para otra cosa distinta para la que fue creada y nos puede ayudar a lograr otros objetivos si sabemos utilizar los recursos que pone a nuestro alcance.
Sólo puedo decir que Facebook es, a día de hoy, un arma muy potente en toda nuestra estrategia cliente y que nos permite tener un contacto directo con nuestro entorno pero, como en todo, hay que saber utilizarlo.