Como todo en este mundo, el mercado tiene sus ciclos y ni las empresas ni sus productos pueden mantenerse en la cima por siempre, desde hace un tiempo vengo observando cómo han ido surgiendo nuevos terminales que combinan tanto el tradicional portátil como la actual tablet.
El mundo cambió radicalmente cuando Apple decidió lanzar al mercado un nuevo concepto llamado iPad. A los pocos años las ventas de tables, no sólo iPads sino incluyendo también el resto de modelos que surgieron posteriormente, han superado a las ventas de portátiles o ordenadores personales, por lo menos en lo que al consumo doméstico se refiere.
¿Pero qué ha sucedido en el mundo de las empresas? Pues básicamente que acababan comprando ambos dispositivos. Recientemente varios fabricantes de ordenadores portátiles han comenzado a comercializar varios modelos combinados que son al mismo tiempo portátil y tablet. El problema para Apple es que estos dispositivos vienen configurados con el sistema operativo Windows puesto que, fundamentalmente, siguen siendo un portátil donde podemos extraer la pantalla y convertirlo en una tablet.
La gran ventaja de Windows frente a iOS se basa en ser mucho más aceptado por los departamentos informáticos de las empresas, que ya tienen sus sistemas configurados para permitir conectarse a través de herramientas desarrolladas por Microsoft y que permiten limitar o adaptar más fácilmente los dispositivos a las necesidades de la empresa (que no siempre son los mismos que las de los trabajadores). Apple siempre ha planteado sus terminales como una caja negra para los departamentos de IT: sabes cómo entra la información, sabes lo que sale pero no lo que sucede en su interior, algo que nunca gustó a la mayoría de los técnicos que deben gestionar las redes y los equipos de una empresa.
Sin embargo, el gran damnificado de esta nueva tendencia no es Apple si no que por el contrario será Android. Y tiene su lógica: la empresa de la manzana siempre ha tendido a mantener una cuota de mercado de entre el 10% y el 20%, marcando la distancia con el resto de competidores fijando una posición de producto premium y enfocado a profesionales. Con el lanzamiento del iPhone y el iPad logró llegar a un público más generalista y enamorar a millones de usuarios que, seguramente, muchos de ellos optaron por completar el pack e incorporar con iMac a su colección. Así que podríamos decir que Apple podría mantener una posición de mercado entre el 20% y el 30% en función del segmentos donde compita: ordenadores y terminales móviles.
El problema se centra ahora en quién utiliza el SO Android. Fundamentalmente móviles y tablets. Uno de los principales distribuidores a día de hoy es Samsung, que también comercializa portátiles con Windows instalado desde fábrica, y que ya ha lanzado su versión del modelo combinado: el Smart PC, lógicamente con el nuevo Windows 8. ¿Cuánto tiempo tardarán en incluir este sistema operativo en los móviles para ofrecer una integración completa de todos los equipos de trabajo? No hace mucho escribía sobre un sistema de Samsung que permitía combinar la pantalla del ordenador con la de tu móvil.
Android corre ahora el riesgo de convertirse en el Linux de los SO. Seguirá siendo utilizado sin duda, especialmente por marcas blancas y muy probablemente por los nuevos fabricantes chinos que comienzan a copar el mercado occidental, pero puede convertirse en un gran desconocido para la gran mayoría de usuarios, los cuales, al fin y al cabo, simplemente buscan una solución sencilla a sus problemas y acceso a aplicaciones, juegos y demás apps que vienen a día de hoy de la mano con el mundo tablet.
Como todo, sólo nos queda esperar y ver cómo reaccionan los diferentes desarrolladores y fabricantes ante este nuevo desafío. El pulso está echado y lo único que está claro es, que al igual que en décadas pasadas, Microsoft quiere quedarse con una buena parte del pastel y tienen la experiencia, la capacidad y el dinero para lograrlo… sólo queda saber quién saldrá perdiendo.
Un comentario en “El final de la era iPhone”